El uso de aparatos como medio de diagnóstico en ginecología resulta ser uno de los pilares más importante para la prevención de afecciones del aparato genital femenino y especialmente para la prevención del cáncer sea este cérvico-uterino o de mama que son los que en mayor porcentaje de frecuencia se presentan.
A la ginecología le interesa prevenir la enfermedad más que tratar sus consecuencias. Aunque esto genere molestia y ansiedad en la mujer para concurrir a la consulta, lograr la detección precoz del cáncer ginecológico modifica sustancialmente el tratamiento y pronóstico del mismo.
La insistencia para que se realicen estos controles se basa en las estadísticas ya que el cáncer femenino más frecuente es el de mama (en medios urbanos), le sigue el de cuello uterino (relación que se invierte en medios rurales), y luego el cáncer de endometrio (cuerpo uterino), ovario y con menor frecuencia el de vulva.
A través de esta rutina de controles ginecológicos, es posible detectar alteraciones mínimas, asintomáticas o no palpables las que aún siendo benignas y fácilmente tratables pueden transformarse en un cáncer. Por otro lado, el comienzo precóz de las relaciones sexuales, muchas veces discordante con, la madurez intelectual de las adolescentes, trae aparejados problemas inherentes a embarazos no deseados, abortos provocados, métodos anticonceptivos, parejas múltiples, enfermedades de transmisión sexual, etc. Para canalizar y conducir prudentemente estas situaciones se requiere educación, información, prevención, control y seguimiento ginecológico periódico.Existen múltiples estudios complementarios y cotidianamente aparecen nuevos y más precisos, dejándose de usar otros por obsoletos. Algunos de estos métodos resultan aliados indispensables para el control y diagnóstico ginecológico
A la ginecología le interesa prevenir la enfermedad más que tratar sus consecuencias. Aunque esto genere molestia y ansiedad en la mujer para concurrir a la consulta, lograr la detección precoz del cáncer ginecológico modifica sustancialmente el tratamiento y pronóstico del mismo.
La insistencia para que se realicen estos controles se basa en las estadísticas ya que el cáncer femenino más frecuente es el de mama (en medios urbanos), le sigue el de cuello uterino (relación que se invierte en medios rurales), y luego el cáncer de endometrio (cuerpo uterino), ovario y con menor frecuencia el de vulva.
A través de esta rutina de controles ginecológicos, es posible detectar alteraciones mínimas, asintomáticas o no palpables las que aún siendo benignas y fácilmente tratables pueden transformarse en un cáncer. Por otro lado, el comienzo precóz de las relaciones sexuales, muchas veces discordante con, la madurez intelectual de las adolescentes, trae aparejados problemas inherentes a embarazos no deseados, abortos provocados, métodos anticonceptivos, parejas múltiples, enfermedades de transmisión sexual, etc. Para canalizar y conducir prudentemente estas situaciones se requiere educación, información, prevención, control y seguimiento ginecológico periódico.Existen múltiples estudios complementarios y cotidianamente aparecen nuevos y más precisos, dejándose de usar otros por obsoletos. Algunos de estos métodos resultan aliados indispensables para el control y diagnóstico ginecológico